la caída
Publicado originalmente en Derivas, 23 de octubre de 2005
La encontraron desnuda y apagada, tirada sobre unos desechos de callejón. Sólo la delataba un rastro de escarcha plateada en la comisura de los labios: le habían cercenado las alas para venderlas en los mercados más turbios (la investigación decidiría si había sido el verdadero móvil del asesinato o una estrategia lucrativa para despistarlos), y las incisiones eran cristalinas, visibles sólo para quienes las buscaran. Pero aun sin potencial de revoloteo daba la impresión de que todavía volaría, porque sus brazos quebrados parecían capaces de oscilar como hélices de helicóptero.
la caída
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